En nuestro día a día profesional, muchas veces hablamos de productividad, estrategia, formación, cumplimiento normativo, herramientas… Y sin embargo, detrás de todo eso, hay algo mucho más profundo que sostiene el sentido de lo que hacemos: la cultura.
Recientemente asistí a una conferencia impartida por Gema Pérez Herrera titulada “Un diálogo de la cultura. De Lorca a Rosalía”. Fue una invitación a parar y reflexionar. A mirar no solo lo que hacemos, sino desde dónde lo hacemos.
🧠 “Conocer la cultura es habitar el mundo”
Gema recuperó una cita de Ortega y Gasset que me conmovió por su claridad:
“Cultura es el sistema de ideas vivas que cada tiempo posee. Mejor: el sistema de ideas desde las cuales el tiempo vive.”
Y añadió algo que me pareció esencial: conocer la cultura es habitar el mundo con más conciencia y consistencia.
Vivimos en una época de urgencias, de apariencias, de discursos cambiantes. Pero necesitamos raíces, referencias, una brújula. Como decía C.S. Lewis:
“La amistad es innecesaria, tal como la filosofía o el arte. No tienen valor de supervivencia, pero son precisamente las cosas que dan valor a la supervivencia.”
🌊 Tradición y presente, en diálogo
“La cultura contemporánea es un diálogo entre el presente y la tradición.” Así definió Gema el arte actual, y puso como ejemplo la obra de Rosalía. Lejos de ser ruptura, es continuidad transformadora.
Lo expresó con una imagen poderosa:
“El río en el que me baño es tradición y gracia” —Goethe.
🎬 Mirar al pasado para construir el futuro
Películas actuales como Cinco lobitos, donde una joven vuelve a su pueblo embarazada para reencontrarse con sus raíces, o La maternal de Pilar Palomero, galardonada con un Goya, nos muestran esa necesidad de mirar al pasado para construir el futuro. Carla Simón lo expresó con fuerza:
“La familia es el tema con mayúsculas. En la mía somos muchos y estamos a favor del tumulto.”
Son obras que nos hablan desde lo íntimo y lo universal. La tradición, la maternidad, los vínculos, la belleza… no como ideal romántico, sino como espacio real de transformación.
📚 Leer, escribir, cultivar
En la conferencia también se mencionó una frase de Plutarco que resume, creo, una gran verdad:
“La mente no necesita ser rellenada como si fuera un recipiente; más bien, como la leña, precisa de una chispa que la encienda.”
La lectura, la escritura, la reflexión… no son un lujo. Son una forma de encender esa chispa, de no quedarnos en la superficie, de educar la mirada y el juicio.
“No todo es igual. No todo da lo mismo.”
Y como escribió Pavel Florenski desde la prisión:
“Entierra la planta, riégala, cuídala y el resto confíalo a una fuerza organizadora… el trabajo siempre da sus frutos, aunque a menudo sean bastante distintos de los que se esperaban.”
🛤 Pedir que el camino sea largo
El poema Ítaca de Konstantino Kavafis, que también compartieron en la jornada, es un canto a esa forma de vivir con profundidad y sin prisa. A pedir que el camino sea largo, lleno de descubrimientos.
Porque no se trata solo de llegar, sino de lo que aprendemos y nos transforma en el trayecto.
“Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues –¡con qué placer y alegría!–
a puertos nunca vistos antes.”
🔁 Cultura como herencia y compromiso
Menéndez Pidal escribió en 1931, durante la inauguración de una biblioteca pública:
“Cultura, porque solo a través de ella se pueden resolver los problemas en los que hoy se debate el pueblo lleno de fe, pero falto de luz.”
Y Juan Manuel de Prada lo resume así:
“El mundo solo se puede transformar con tesón, con generaciones unidas, pasándose el testigo de unas a otras.”
✨ Conclusión
Este congreso me dejó una idea muy clara: educar es un acto de amor y responsabilidad. No se trata de moldear a los hijos a nuestra imagen, sino de ofrecerles herramientas para que descubran su propio camino. Educar implica permitirles equivocarse, aprender de ello, y encontrar su sentido vital. También requiere coherencia, comunicación y valentía para acompañarlos, incluso cuando toca decir “no”.
En definitiva, el Congreso FEPACE 2025 ha sido un recordatorio poderoso de que la formación continua es clave —no solo para los hijos, sino también para padres, educadores y profesionales. Vivimos tiempos complejos, y solo con cultura, escucha y compromiso podremos construir futuros más humanos y con más sentido.
Desde mi trabajo diario, acompañando a empresas en sus procesos de formación, transformación cultural y cumplimiento, veo que lo técnico y lo humano no se oponen. Al contrario: se necesitan mutuamente. Y ese equilibrio entre estrategia y sentido es, sin duda, el verdadero valor diferencial.